Cruzando guantes - Capítulo 25
La calma tras la tormenta.
Tanto La Leona como La Pantera se entregaron al roce entre sus cuerpos y sintieron cómo sus pezones se endurecíany las manos acariciaron cada centímetro de sus espaldas.
Los labios permanecieron fundidos, atrapándose mutuamente, como jugando, mientras las lenguas se enredaban en un delicioso intercambio de saliva de una boca a la otra. Ambas tenían los ojos cerrados y se habían abandonado completamente al momento. Como movidas por un impulso, ambas restregaron sus matas y cuando separaron las bocas pa...