La última prueba de Carlitos
Entro al cuarto y vi a Pablo y a Luisito, metidos en la cama, sabía que se estaban masturbando, los dos tenían sus ojos cerrados, el cuerpo tenso y la sábana moviéndose; me encantó verlos tocándose como locos pensando en mí, pensé en cuantas puñetas me habían dedicado en su corta vida y me encantó
El sábado amanecí caliente, muy caliente, pero extrañamente mi calentura me pedía saciarla con una verga distinta a la de mi marido, no me apetecía coger con él, necesitaba sentirme una puta sucia, me excitaba la idea de que los que poseyeran mi cuerpo fueran justo aquellos que menos posibilidades tenían, ya fueran los diversos chicos que me deseaban o los maduros que con tanto morbo me miraban.
Desperté temprano, atendí algunas cosas de la casa, y despedí a mi esposo que debía de ir a trabajar, los c...