El Arrepentimiento
Antuán no era un mal amante. Su fortaleza no paraba en un miembro inmenso o un cuerpo de prodigo. Su fuerte eran sus dos ojos azules Mar Egeo que jamás cerraba, incluso cuando retorcía su vientre sobre mi clítoris enfebrecido, retando a un duelo de miradas sucias para ver quien los cerraba antes para entregarse a la enajenación del sexo.
El arrepentimiento
¿Han estado ustedes alguna vez profundamente enamorados?
¿Han sentido alguna vez que desde el momento en que topas con una persona, vas a pasar el resto de tu vida junto a ella?
¿Han gozado de la seguridad que da saber que ante las dudas, antes los quiebros y caídas de la existencia, nunca te faltara su apoyo, su moral, su fortaleza y compañía?
¿Has deseado más que nunca que pase el día rápido para regresar a su abrazo?
Yo sí.
Lo llevo sin...