Redención y pecado con Miss. Peggy
Una tarde de repaso en la casa de ella, apreciaba como iba vestida, short corto y una playera holgada de un partido político, un brassier grande como amaca.
Después de mi primer encuentro con Miss. Peggy, empecé ambientarme en el reclusorio, digo la prepa, e incluso comencé a convivir con los compañeros de mi grado, y las veces que se podía nos dábamos nuestro picoretes, lejos de la mirada de la Rana.
Volviéndose mi escondite favorito la biblioteca; conocí a Ariadna, de esas extrañas flores que crecen en el desierto o en la porquería, era de tez clara, cabello trigueño de coleta larga, ojos grandes, labios finos, delgada, manos finas, sin una sola gota...