Un traslado afortunado
Algunas veces las cosas se "presentan", así sin más. Unos saben verlas y tienen su premio, y otros las dejan pasar. Esta es una historia de un lector que me escribió contándomela y que sí supo ver la ocasión. Escrita con su permiso, y en su honor.
Era una tarde de éstas de frio del que se te mete en el cuerpo por más que te pongas capas de ropa encima, frio helador en esta ciudad del centro de España a la que me había trasladado desde hacía unos seis meses.
Estaba dejando pasar el tiempo viendo las hojas de los árboles moverse desde la ventana con una infusión en la mano. Mirando a la gente andando encogida, deprisa, de un lado a otro, simplemente esperando a que llegara la hora de mi cita.
Había quedado con un matrimonio amigo en ir...