Emelie en el metro
Emelie y yo jodimos en el metro, sin conocernos. Minutos después, descubrí que era posible tropezar dos veces con la misma piedra.
Emelie en el metro.
Seis y media de la mañana. Metro. Una estructura de gusano hueca, de vagones interconectados, de silencio en forma de trikiteo. Vemos gente a lo lejos, entrando y saliendo, pocas unidades de figuras en la profundidad. Eso vemos, yo y ella. Ella enfrente mío. Desconocida. Ambos solos de lejanía de algunos casuales. Nos miramos de soslayo. A veces las miradas se rozan. Ella lee un libro. Digo una estupidez sobre el libro, en alto; y la pregunto su nombre. Se llama Emelie. Hablo...