Historias de juventud
El pasado de una mujer corriente vuelve para desvelar una vida en la que destacó como actriz porno en los setenta.
Llegué pronto a casa. Estaba agotada y soñaba con darme un buen baño. Disponía de tres largas horas para relajarme antes de que llegaran Rubén y los niños. Por eso me extrañó oír el ruido del televisor que llegaba apagado por el pasillo.
- ¿Rubén? - pregunté algo inquieta.
No recibí respuesta, pero dado que no había recibido aviso alguna de la empresa de alarmas, di por sentado que debía de tratarse de mi marido, que sin duda no me había oído por culpa de la tele.
A medida que me acercaba a la...