Redencion XII
Esta letrina putrefacta es toda mía y en ella solo se cumple mi voluntad.le susurró al oído tirando con fuerza de botones y corchetes hasta que el vestido de luto cayó a sus pies.
John Strange
Dormía, pero su sueño era superficial e inquieto. Los medicamentos de Jenkins le habían ayudado a salir de un infierno de pesadillas febriles. En aquellas veinticuatro horas había experimentado la muerte de su familia más veces de las que podía recordar. En algunas de ellas se veía rodeado por las llamas con su mujer y su hijo, para a continuación escapar de ellas y observar con un terrible sentimiento de culpa como ellos se consumían.
A lo que se había negado era a tomar el láudano...