La proporcion I
Restregaba una pierna contra la otra mientras yo seguía frotandole sintiendo como sus bragas se humedecían. Estaba caliente como una perra. Su movimiento cimbreante aumento el ritmo hasta que senti como alcanzaba el paroxismo del orgasmo.
De mi labor de profesor en la Universidad lo que más me gustaba era el contacto con los jóvenes alumnos que se incorporaban en los primeros cursos. Me encantaba charlar en los pasillos al finalizar la clase con los que se acercaban a preguntarme alguna duda.
Especialmente las tímidas muchachitas de mirada cándida que desprendían aquel aroma a colonia fresca. Con estas era especialmente amable y aprovechaba la ocasión para desplegar mis armas de seducción coqueteando con ellas y llevándome a la cama...