Débil es la carne, por suerte... (4)
Una a una la jovencitas de esta familia irán sucumbiendo a...
Casilda mordisqueo la mies con aire distraído, debería esperar mucho mas? , al fin y al cabo no se tardaba tanto en ir y volver de la aldea, menos aun en vender el costal y regresar con las cuatro cosas encargadas. Ya casi no quedaba ningún aldeano al que vender o comprar.
Su atención volvió a dirigirse a la senda , nunca se acostumbraría al extraño efecto de los caminos deshabitados , todo aquel silencio en días de mercado le producía escalofríos , muchas era las historias contadas de la desolaci...