Inspirándome
Mi frente reposa en tu monte de Venus y aunque tú tengas poco de diosa me puedes servir de musa. Inhalo, aspiro, trato de apropiarme del aroma que emana de los poros de tu piel... Puede decirse que el olor de tu coño me inspira.
No dices nada pero me miras como a un bicho raro y en verdad no te falta parte de razón. Te prometo que enseguida comenzaré a moverme y tú aceptas resignada. No importa si no me entiendes, es algo que tengo que hacer. Por eso me quedo aquí quieto, con la cabeza apoyada entre tus muslos, ajeno a los riesgos, al tiempo tarifado, sintiendo este aroma y este tacto. Inspiro de tu sexo y siento que todo se reduce a esto, que en cada inspiración me lleno de vida, de fuerza, que hay miles de matices, de recuerdos,...