Grita, que nadie va a oírte (ilustrado)
No lo veía. No podía oírlo, pero estaba ahí. Fuese lo que fuese, ahí estaba, acechándole...
Ronronronronronronronronnn…. Las lavadoras no dejaban de traquetear al unísono en el cuarto de la lavandería, produciendo un sonido aburrido y relajante. Al menos a él le gustaba mucho. Virgo solía poner las lavadoras por la noche para aprovechar las tarifas nocturnas, y porque así era menos aburrido. Al día siguiente, cuando se levantara, la ropa estaría ya lavada y seca, sólo tendría que sacarla, embolsarla y repartirla entre sus dueñas. Ahora que todas las lavadoras estaban en funcionamiento, él podía ir...