Tacones de París
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Había estado durante un tiempo dándole vueltas al asunto. Me lo había encontrado de casualidad, un día de esos en los que la lluvia incesante te cala por todos lados. Andaba con prisa y deseosa de llegar a casa y darme una relajante y aromática ducha.
De repente, entre la multitud de paraguas, encontré una mano que se me tornó familiar. Al principio no le di importancia, pero conforme nos íbamos acercando, mi corazón iba aumentando de ritmo, palpitaba con más fuerza, me impulsaba hacia él, como...