No había vuelta atrás
Comienzo y dudas de un sumiso ante su próximo sometimiento.
No había vuelta atrás, era de su propiedad y así lo había aceptado. Sólo importaba su deseo, su voz, sus órdenes, que yo debía acatar sin dudas, sin ni siquiera pensarlas, era su juguete, su esclavo y como tal debía comportarme.
Ella parecía complacida con mi sumisión. Me hizo arrodillarme ante su presencia y tocó mi cabeza como quien mima a su perro y sabe que una simple atención le hace feliz.
"Buen esclavo" me dijo, "si te portas como debes y cumples mis órdenes sin demora no tienes nad...