El principio
Deja que te seque las lágrimas, -me dijo- y pasando su lengua por mi cara, éstas desaparecieron.
EL PRINCIPIO
Él lo estaba esperando, me había dicho que le escribiese un relato una y mil veces.
Yo no le obedecía, se me olvidaba complacerle.
Era lunes, habíamos quedado en vernos ese día después de insistirme varias veces.
Yo era reacia a quedar, sentía pánico.
Tomamos café en una bonita plaza, en el pueblo vecino.
El día era soleado, empezaba a hacer calor.
Yo vestía con una camisa ligera, algo desabotonada a propósito, una falda de seda y unos zapatos de t...