Un infierno bien merecido
Un hombre es reducido a las condiciones mas abyectas imaginables, como compensación por el daño que ha causado a su esposa. Ni uno ni otro volverán a ser los mismos.
UN INFIERNO BIEN MERECIDO
Me duele todo el cuerpo y no quiero pensar en lo que he de pasar aún. Llevo más de doras atado en la cama, sin podre moverme y con los musculos en tensiòn. Desnudo y boca abajo, los brazos estirados hacia el cabezal de la cama, al que están unidos por dos juegos de esposas policiales. Las piernas abiertas y estiradas, amarradas por cuerdas al pie de la cama. Una almohada bajo mi abdomen y una porra policial insertada en mi trasero. Unos meses atrás no habría creido es...