Mi primer orgasmo
Me avergüenza confesarlo, llegó cuando rondaba los cuarenta, la primera y única vez que le fui infiel a mi marido.
Tenía yo doce o trece años, la verdad no lo se con exactitud. Lo que si recuerdo, es que una de mis principales características en ese entonces, y aún en la actualidad sólo que a menor medida, era la curiosidad. Mis oídos eran como radares, siempre alertas a la posibilidad de escuchar algún chisme. Mis manos también hacían lo suyo, buscando todo el tiempo entre las cosas de los demás. No había un solo candado, que fuera capaz de detener mi necesidad de enterarme de todo. No había persona, que ante mis...