Sólo para sus ojos

Una improvisada intervención en una obra de teatro atrae las miradas y despierta fantasías en la novia del otro protagonista. ¿Qué ocurrirá? Trío, sexo homo y hetero, travestismo

Todo lo que voy a narrar comenzó por una simple chispa de azar. Los tres protagonistas de esta historia se conocían perfectamente porque no sólo eran del mismo instituto y cursaban el mismo Bachillerato, sino que además, participaban activamente en el grupo escolar de teatro.

Teodoro, “ Teo ” para todos los conocidos y amigos, era el típico chicarrón que ha repetido algún curso no por falta de interés pero sí por que su inteligencia no daba más de sí, que no es mala persona a pesar de su impone...

Manuel, el macho (3). Cita en mi casa.

La primera vez que recibo a Manuel en casa, aprovechando la guardia de mi novia. Será también el día de mi desfloramiento anal.

Tras el encuentro en el descampado y la foto que le envié como señal de obediencia, nuestras conversaciones por teléfono y por wassap se multiplicaron.  Reconozco que alguna vez me sentí culpable: por el sexo con otro hombre, por ser infiel a mi mujer, por la vida de doblez y falsedad que estaba llevando… Intenté, y soy sincero, dejar de comunicarme con Manuel. Sobre todo, tras alguna tarde especialmente armoniosa con Raquel, o después de hacer el amor con ella. Sin embargo, era recibir un mensaje de Manuel...

Trilogía “Exilio lleno de sexo”. Parte 2

Parte 2: la parejita bisexual…y sumisa

Trilogía “Exilio lleno de sexo”. Parte 2: la parejita bisexual…y sumisa.

Me llamo Germán, 28 años, 1,83, 78 kg, moreno y soy bisexual. Ya os he contado algunas de mis aventuras y, tras pasar una mala etapa en nuestro país azotado por la crisis y con apenas 1000 euros en la cuenta, decidí que no podía seguir así, necesitaba trabajar y contraté los servicios de una agencia que se dedica a colocar a gente en el extranjero durante unos meses en puestos de hostelería (nada que ver con mi campo profesional,...

Entregado a la pasión

Me fijé en una pareja madura en la playa nudista. Me hubiera ido con cualquiera de los dos. Mejor aún con los dos. No supe tomar la decisión, pero me ofrecieron una buena alternativa.

Llegué a la playa cuando el sol había iniciado ya el declive y tenía piedad para con los bañistas. Una playa larga, muy larga. Unas rocas la dividían en dos espacios similares. Allí, entre las rocas, también había un espacio de arena donde solían resguardarse las parejas a la caída de la tarde para retozar sin verse asaeteadas por las miradas de los curiosos.

Una zona de la playa, la más próxima a la entrada y al chiringuito, y por un acuerdo tácito, estaba destinada a los bañistas más pudorosos, aunq...

Lilith, al encuentro de condenados

La vampira Lilith se divierte, mata, folla y secuestra. Pero ella es buena, muy buena.

A sus 335 años Lilith todavía no había asumido su necesidad de alimentarse de humanos, le gustaba muchísimo el sexo y aunque no le asustaba estar sola, no creía no poder volver a ser amada por alguien a quien ella amase, alguien hermoso y complaciente que compartiera con ella éxtasis inesperados y aventuras llenas de fluidos y sensaciones.

Todos los vampiros que conocía estaban solos, buscaban sexo y sangre entre las putas y putos de la calle, y no se complicaban mucho la vida, ni se lamentaban de est...

El ReencuentroII

Paloma… ¿Por qué no pruebas el huevo vibratorio, y comprobamos su eficacia con el mando a distancia? No he pensado en otra cosa desde que compre todo esto, por cierto…me he gastado un dineral-dijo Andrés excitado.

El Reencuentro II

Es sorprendente  la metamorfosis que experimentamos los tres, cuando generamos una  situación de máxima excitación. Prácticamente nos convertimos los unos de los otros en objeto de deseo sexual, en el que no nos importa traspasar ningún límite, como así hemos hecho ya. Cosa impensable de no producirse dicha metamorfosis.

Desnudarse física y mentalmente proponiendo tus apetencias sexuales, sin tabúes ni convencionalismos, produce una sensación de libertad tal, que te estimula pa...

El gaucho nicanor 7

Sigue nicanor haciendo de las suyas

EL GAUCHO NICANOR 7

Aquella mañana Nicanor como todos los días rumbeaba para la estancia de don Dorado. Lo animaba  seguir trabajando en aquel lugar que había extrañado tanto cuando anduvo sin rumbo y perdido en la Pampa rustica.

Arrimo el caballo al palenque frente a la casa de los patrones. No sabía cual serían las tareas de aquel día, pero no importaba. A el le gustaba aquel trabajo, y sobretodo ahora que lo había n pasado a la casa. Don dorado estaba viudo hacía unos tres años y vivía en...

El gaucho nicanor 6

Siguen las historias calientes del gaucho

EL GAUCHO NICANOR 6

Nicanor relataba ante un auditorio expectante e interesado un nuevo relato de sus días en parajes alejados del pueblo donde ahora se encontraban.

“Por aquellos días me fui de la toldería. Deje con cierta pena al Cacique Tobías y su gente que tan bien me había tratado.

Esa mañana emprendí el camino. Me dieron un caballo y algún poco de comida y me perdí por la Pampa enorme y salvaje.

Cerca del mediodía llegue a una tranquera. A lo lejos  del camino se veía un pe...

Mi primera segunda vez

Un viaje a la localidad de mi niñez sirvió para reencontrarme con la experiencia que había vivido hacia ya muchos años.

Este relato que voy a contar me sucedió hace unos meses aunque realmente comenzó hace muchos años.

Tengo 46 años y estoy casado, con hijos. Vivo a unas tres horas, en coche, del lugar donde nací.

El día que sucedieron los hechos fue un viernes. Tuve que desplazarme a mi ciudad natal para firmar una serie de documentos, junto con mis hermanos, en la notaría.

Le había dicho a mi mujer que esa noche seguramente me quedaría a dormir en casa de mi madre para volver al día siguiente...

Manuel el macho (2). Encuentros en el descampado

Prosiguen mis encuentros con Manuel, mi macho..

Después de nuestro primer encuentro en el descampado, me masturbaba sin cesar recreándolo. Recordar aquella polla, mi primera polla, en la boca, me la ponía dura sin remedio. Podía sentir en mi lengua su sabor, la rugosidad de sus venas, la insolencia de su capullo. Y su leche. Solía acompasar mi corrida rescatando de la memoria la sensación de aquellos latigazos de semen que inundaron mi boca y mi garganta.

Tardamos un tiempo en volver a vernos, pues su mujer y mi novia estorbaban nuestra próxima cit...