En casa me espera mi fiel compañera
En casa me espera mi fiel compañera, que está dispuesta a ayudarme a relajarme, cuidarme y hacerme placenteramente feliz.
El reloj está a punto de dar las seis de la tarde y tengo muchas ganas de acabar mi jornada laboral. Una tarde del mes de julio, con mucho calor y, saliendo y entrando, de aquí para allá. Mi cuerpo ha dicho basta ya de visitas a clientes, necesito un merecido descanso. Empiezan a venir a mi mente las escenas relajantes acontecidas el día anterior y que tantas veces se han repetido en las tardes de este asfixiante verano. Mi compañero, el de la mesa de al lado, siempre me está mirando. No para de fijar...