Muñequita 3
Sor María se lanzó sobre la polla como una leona se lanza sobre una gacela, y comenzó a devorarla.
El sábado siguiente, por la tarde, las dos monjas volvieron a llamar al timbre del pazo, Félix, las vio en la pantalla de la cámara del telefonillo, y le dijo a su hija:
-Ahí están tus amiguitas.
-¿Lina y Pili?
-No, las monjas.
-¡Sabía que volverían! Una para ti y otra para mí. Pero habrá que pagar otra vez.
-Por dos virguitos se paga lo que haga falta.
-Abre el portal, y desaparece hasta que las tenga calientes...
Mery les abrió la puerta del pazo y las mandó pasar...