Viaje de un jubilado a La Argentina (46)
Con los últimos planes mi hijo y Corina habían puesto en marcha los preparativos para el traslado, para mí fue una inyección de adrenalina, hasta ahora había vivido experiencias muy gratificantes pero no quería defraudar a nadie y quedar como un señor antes del regreso.
Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.
Esta noche fue especial, parecía que había algo que celebrar y sin haberlo previsto parece que se alinearon los planetas, mi mujer y Corina hicieron una cena exquisita, Javier y yo nos mirábamos complacidos, a la vez que admirados por la buena sintonía entre Elena y Corina y el esmero que ponían en agasajarnos pero la cena no fue todo, cuando me acosté, mientras que las mujeres recogían, no esp...