A nadie le gusta que lo engañen 40.
Sigue la historia. La acosté en mi escritorio, arriba de los papeles, en el futuro tendrán olor a transpiración, para que no digan que la abogada no transpira la camiseta negociando los contratos, le levanté las piernas y la ensarté por el culo.
A nadie le gusta que lo engañen 40.
Gladys la abogada se aproximó, se arrodilló y se la metió en la boca, cuando la tuve como un fierro, la hice arrodillar en el sillón, le levanté la pollera, le corrí la tanga y la ensarté de un golpe…
_Haaa, asiiii guacho, dame fuerte que me hiciste poner como una moto, más más.
Se la metí por todos lados, me hizo firmar el contrato estando los dos en bolas, como siempre tirando para su cliente, lo firmé sin problemas, ellos cumplen con creces…
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