Mi madre. Capítulo 4. El cine
El morbo entre madre e hijo también puede ser en un lugar público
-¡Carmen, no olvides coger las entradas! – la voz de mi padre sonó clara desde el cuarto de baño del fondo, mientras terminaba de arreglarse delante del espejo.
-Claro, cielo. ¡Ya las tengo!- contestó mi madre desde el salón.
“Pues sí, nos vamos al cine. Los tres juntitos”. Pensé yo.
Mi madre estaba deliciosa, como siempre. Su habitual pelo corto, liso, moreno. Un jersey fino de cuello vuelto marrón clarito sin mangas, ceñido, marcando bien sus imponentes curvas. Una faldita de vuelo, con...