Jugando al póker con mi hermano. La revancha.
Volvemos a jugar al póker, pero esta vez debo ganar yo.
Pasaron algunas semanas después de aquella partida de poker. La relación con mi hermano no cambió, ambos hacíamos como si nada hubiera pasado por lo que a mí me daba corte pedirle la revancha.
Fue otra noche en la que nos quedamos solos cuando me armé de valor y se lo dije.
-Quiero la revancha de aquella noche ¿te acuerdas?
-¿Como no acordarme? -bromeó -vale, preparo todo y te veo en el salón, de todos modos vas a volver a perder.
-Eso ya lo veremos -respondí -he estado practicando. ...