En la terminal

Rafael, una persona con poderes para leer e influir en las mentes de los demás, espera en la terminal del aeropuerto cuando una jovencita se sienta delante de él.

El servicio de megafonía de la terminal avisa de que el avión tendrá un retraso de 45 minutos por avería. La gente suspira enfadada y resignada. Muchos de ellos hablan, otros miran sin mirar, otros leen revistas o libros. Yo también leo, aunque no necesito ni libros ni revistas.

Me llamo Rafael y desde que nací tengo el don de leer e influir en las mentes de los demás. No sé por qué, pero sé que me gusta. Estoy cómodamente sentado pasando de mente en mente de cada pasajero que espera conmigo el...

Apartamento para cuatro (3)

Rafael y sus esclavas se van a la cama, a dormir, pero antes...

(V) Preparando la cama

"Joder, no había pensado en este contratiempo", pensó Rafael con fastidio. Un piso de estudiantes sólo tiene camas simples, usualmente una por habitación. Todas eran lo bastante pequeñas para que cuatro personas metidas dentro estén incómodas. Detrás de él estaban las tres chicas, siguiéndole a cuatro patas, como les había ordenado.

"Sonia, Paula coged todas las camas y juntadlas en el centro del salón. Traed estufas. Por la noche refresca y no quiero que os resfr...

Apartamento para cuatro (2)

Segunda parte del relato, donde Rafael cena y se da un agrabadable baño con sus controladas compañeras de piso.

(II) La cena

Rafael se puso cómodo en el sofá, cambiando de canales en la televisión mientras Ana se arrodillaba delante de él y le limpiaba a conciencia con la lengua toda la polla, en todas sus partes. Cuando hubo acabado, se puso a darle un suave masaje, tal y como su amo le había grabado la orden en el cerebro. Una mano recorriendo la polla y la otra palpando con suavidad los testículos. Rafael cambiaba la vista de la tele a la cocina desde donde podía apreciar el magnífico culo de Paula pre...

Apartamento para cuatro (1)

Un hombre con la capacidad de controlar las mentes de los demás toma como rehenes a tres jóvenes estudiantes en su piso durante un fin de semana.

Apartamento para cuatro

(I) La llegada

Sóno el timbre de la puerta. Sonia, Ana y Paula, se miraron preguntándose quién podría ser. Compartían piso desde hace 6 meses, y eran estudiantes. Sonia y Paula tenían 21 años, y Ana 20. Sonia fue a abrir la puerta y se encontró con un hombre de unos 30 años.

“Hola, Sonia, ¿puedo pasar?”

“¿Eh? ¿Cómo sabe mi...? Claro, claro que puede pasar”, dijo sin pensarlo siquiera.

El hombre pasó al comedor donde estaban las otras dos chicas...