Hierbas brujas

La lujuria es un pecado antiguo y sus practicantes han tenido mucho tiempo para practicarlo.

Las noches en la Ciudad Alta siempre eran más brillantes que en el resto del mundo, pero la luz que se proyectaba a través de aquellos ventanales inmensos era deslumbrante. Al otro lado de las cortinas púrpuras el bullicio resultaba casi ensordecedor: cientos de personas bailaban y reían en medio del salón dorado, tomándose de manos enguantadas, describiendo círculos y cadenetas que se entrelazaban, haciendo ondear las colas de chaqués, faldas y velos de todos los colores. Alrededor se extendían mesas largu...

En tres tamaños

La importancia de saber jugar.

Los horarios eran incompatibles. Él se levantaba temprano y caliente, pero yo estaba durmiendo. Intentaba responder a su mano provocadora jugando entre mis pelotas, pero apenas había tiempo para unos besos largos antes de desayunar y marchar al trabajo. Cuando él iba a volver, yo me iba a trabajar; y al regresar del trabajo era él el que estaba desplomado en la cama, incapaz de abrir los ojos mientras mi cabeza se colaba entre las sábanas en busca de un bocado de su miembro. Así pasaban los días, y así aume...

Estudio Diez

¿A quién le gusta sacarse fotos de carné?

Manu y Rober entraron en el estudio donde habían pedido cita para sacarse las fotos de carné. Era una tienda pequeña abarrotada de estanterías, mostradores, ordenadores e impresoras. Un muro de pladur cerraba el escaparate, adornado por una docena de marcos de muestra y la única luz natural se colaba por los cristales de la puerta.

—Buenas tardes —les saludó una voz joven, oculta detrás de una pantalla—. ¿Los de las 17:00?

—Sí.

—Pasen por esa puerta a la trastienda —les indicó mientr...

Amante

¿Quién visita al abrigo de la noche?

La caricia reptó sobre las curvas de su espalda, en una carne que se abría al paso penetrante de las uñas, cuyo tacto electrizante disparaban ondas de cosquilleos que estremecían los músculos de su cuerpo. La mano se abrió entorno a su cabeza y los largos dedos la envolvieron, hundiéndose entre los mechones desordenados de su cabello negro, sembrando caricias que producían punzadas de dolor al retorcer las raíces del pelo.

Luego descendió por su rostro, serpenteando entre las curvas que formaban los r...

Apetitos

Los juegos de unos jóvenes ardientes.

-Soy activo... -musitó, dubitativo.

-Demuéstramelo.

-¿Qué?

Era joven. No se notaba en su cara redondeada, de mentón ligeramente afilado. No se notaba en la media sonrisa, tímida, que dibujaban sus delgados labios. No se notaba en los alargados hoyuelos que se dibujaban a los costados de sus comisuras. No se notaba en su revuelo flequillo de mechones rubios. No. Se notaba en sus ojos castaños. Brillantes, dulces, inocentes; con aquel tierno destello pícaro, atisbo de un deseo que no se atre...

El mirón

Un buen final para una buena noche.

Era de madrugada y Jaime no quería hacer ruido, el vecino del tercero era un tipo bastante gruñón que se quejaba constantemente a la Comunidad sobre cada portazo, cada ladrido y cada crío; y cuando no tenía razón para quejarse, se la inventaba. No le apetecía que a la mañana siguiente subiera a timbrarle en la puerta para discutir. Por la misma razón, se quitó los zapatos y subió por las escaleras. También quería descansar un poco los pies, reventados después de muchas horas de fiesta, e intentar airearse u...

Más o menos, un metro.

Cosas que pueden pasar de madrugada.

Está a menos de un metro de mí. Ahora mismo no le veo pero puedo escuchar su respiración, pesada y sonora, a mi derecha. Mi vista, de momento, está fijada en la luz anaranjada de alguna farola cercana, que se cuela a través de la ventana; esta vez no he cometido el error de dejar el cuarto completamente a oscuras. Suspiro, entrecortado, como si el aire chocara contra algo en lo alto de mi pecho antes de llegar a la garganta. Llevo tanto tiempo inmóvil, mirando fijamente la sombra de la persiana en la luz na...

Una historia sobre sexo.

En la soledad, unos encuentran consuelo y otros tormento.

Hacía rato que el Sol había huido como una rata, correteando hacia su sucia madriguera subterránea, abandonándonos a todos en la soledad de la oscuridad. Al principio no le di importancia, había buena compañía, cháchara insulsa pero animada y cerveza fría. Pero si hay una constante en mi vida es que las cosas buenas se acaban deprisa. Tardé un rato en darme cuenta. Hizo falta que cerrara la puerta de mi casa y abriera la de mi despensa para encontrarme cara a cara con el mismo vacío que solía asaltar mis en...

¡Ay, Rodrigo!

Qué malo es para la salud un calentón mal tratado.

Rodrigo no recordaba haber estado tan caliente en su vida. No recordaba haber tenido ningún sueño picante, ni había tenido ningún encuentro calenturiento recientemente, pero daba igual. Esa mañana le había despertado el dolor de un miembro duro e inflamado levantando la sábana. Tuvo que sentarse a mear para no montar un estropicio y dio gracias a tenerla de un tamaño comedido, porque tuvo que colocarse la erección bajo el pantalón y ocultarla bajo una bolsa estratégicamente colgada.

Fue un infierno. ...