Solo es cuestión de tiempo...
Aunque los dos lo intentaron, las cosas ya no fueron como antes. Rosa no podía mirar a la cara a su hijo. El recuerdo no se le borraba. Y Daniel no se sacaba de la cabeza aquella imagen. Su madre abierta de piernas y corriéndose. Todas sus fantasías masturbatorias, a partir de ese día, era con ella.
El juego entre un hombre y una mujer nunca es inocente, aunque ese juego sea entre una madre y su hijo…, hasta ese punto llegaron Rosa y Daniel. Le tenía colmado se sensaciones libidinosas, sugerentes indumentaria, poses… no pudo más que abrazarla desde atrás y pegar su cuerpo contra el suyo en una mezcla de amor y lascivia, susurrándole al oído… “Un día de estos te voy a follar mamá”. Era Junio, y tras unas intensas semanas de dedicación a estudiar confinado en casa, Daniel lo consiguió. Dos a...