Por los campos de Castilla
Osea que se traen alguna guarra a la bodega. No. Aquí solo entran los hombres - me dijo muy serio. Entonces Pues eso que hacemos una fiesta de machos. Hala Paca bailanos un poco para agasajar al muchacho.
Hacía un calor de tres pares de cojones. Desde luego no era el mejor dia para andar en bicicleta por aquellos polvorientos caminos de tierra. Pero es que en el pueblo me aburría como una ostra perlera.
Hacía unos meses que había nacido mi primer hijo y mi mujer se empecinó en ir a pasar el verano a la casa de sus padres en el pueblo para que la familia conociera al niño.
El pueblo era el típico villorrio mesetario con cuatro casas que por tener no tenía ni bar. Para más inri mi mujer todavía...