A la carta más alta

Me ganó la apuesta y yo debía obedecerla en todo...

A la carta más alta

-Apostemos por algo que duela- dijo ella cuando ya me había ganado como cuatro veces al poker. No respondí de inmediato, fantaseé un momento con jugar a una prenda, a… es que en ciertos momentos me dolía en el alma ese cuerpo suyo, negro y lustroso a veces, oscuro y suave en la noche. Afuera llovía y ella no quería que me fuera a casa. Era viernes, faltaban dos días para el examen, estábamos exhaustos de estudiar y habíamos comido un sándwich de jamón y queso, su hermana habí...

El aroma de Nayelis

Su lengua bajaba por la parte interna de mis muslos mientras sus uñas, delicadamente, desenredaban mi vello hasta que un dedito suyo se abrió camino en mi chocho empapado, después su lengua endiablada ensayó una y mil adorables torturas en los bordes de mi sexo ardido...

Aunque Nayelis dice que no, aunque mientras me abraza y se aprieta contra mi pecho y me besa el cuello, la barbilla y baja hasta mis pezones y me jura y requetejura que no, yo creo que ella se dio cuenta desde un primer momento. ¿Cómo puede ser posible que no notara el cataclismo que se producía en mi alma, en todo mi cuerpo, cada vez que ella entraba a la oficina, solo para dejar unos papeles y después se iba? Porque eso hacía Nayelis, entraba a la oficina y salía, envuelta en un aura de viento, y a...

Ese culito era una joya

entonces ella me pidió que me moviera, despacito… despacito… eso es… así… un poquitín más… se incorporó un poco y yo sentí que mi pene se hundió por completo en esa joya de culito

-Es un poco tarde- dijo la jefa de personal. Yo mientras tanto miré por la ventana y vi el atardecer en el parque, la luz enrojecía las copas de los árboles y gente de todas las edades corría o caminaba por entre los senderos. Era la hora en que se cerraba la calle lateral y con la ausencia de tránsito la tranquilidad era aun mayor. Cuando terminé de armar las cajas de documentos y los paquetes de repuestos le entregué mis remitos a la jefa y preparé mi mochila para irme a casa. Entonces llegó Fernand...

La asaltante nocturna

Atado a la cama, sentí mi sexo al aire mientras una mano con guantes de seda me colocaba un condón y comenzaba a darme la felatio más espectacular que me hubieran hecho...

La asaltante nocturna

No lo puedo creer, debo estar soñando, me decía a mí mismo mientras veía cómo Aleida se desnudaba con tanta gracia, sus dedos que desprendían botones y dejaban caer con exasperante lentitud su vestido enterizo para que aparecieran sus senos regordetes, su vientre redondito y ese sexo depilado con apenas una mata de vello que parecía una mariposa oscura que se hubiera pegado allí, a adornar ese chochito adorable

Entonces eran los primeros días del otoño y mis últimos dí...

Una excitante sorpresa

Mientras nos desnudábamos y nos comíamos a besos, mientras sentía su lengua en mis pezones y sus dedos hábiles entrando en mi chocho calentito pensé que todas las cosas tienen una explicación...

Una excitante sorpresa

La jefa de redacción me llamó a mi celular esa mañana, cuando yo estaba rumbo al aeropuerto de Caracas, desde donde saldría mi vuelo a Santo Domingo, para decirme que debía traerle un reportaje de mis vacaciones, sobre un tema cualquiera, siempre que se tratara de algo relacionado con la cultura. Era una pequeña venganza que pretendía tomarse pero yo no estaba dispuesta a hacerle caso. Cerré el celular sin contestarle nada. La llamada no me intranquilizó en absoluto, r...

Federenka

Gime porque ha tenido un orgasmo y entonces la penetro, me hundo en esa chuchi calentita, todo es dulce cuando el chochito caliente de Federenka se deja penetrar...

Uno

A veces el presente se compone de recuerdos lejanos, basta con que la memoria retroceda, casi siempre en desorden, hasta encontrar la primera imagen de una persona, el primer recuerdo de una larga historia. Es lo que me sucede mientras veo la tanguita mínima sobre la silla, la falda estirada y la blusita sobre el respaldo.

Está lloviendo y el calorcito es reemplazado por una frescura que la hace apretarse contra mi pecho. Estiro la sábana y la cubro, su respiración es rítmica y acompas...

El encantador culito de Laura

Mientras ella se movía, estiré la otra mano para atrapar por un momento un pezón durísimo, el chochito empapadísmo de Laura estaba más caliente que nunca...

En encantador culito de Laura

Por la ventana vi entrar a Laura a la oficina del gerente. En realidad ese no era su nombre, yo no sabía cómo se llamaba ella, pero la bauticé así en mi fantasía, porque Laura era el nombre que me hubiera gustado para mí. Mi escritorio quedaba justo al final de la oficina en forma de ele. La gerencia estaba en otro cuerpo del edificio, en la parte contable, donde trabajaban los empleados de más alta jerarquía. Nosotros, los de control de insumos y los de inventarios...

Un culito aduraznado y adictivo

Voy deslizando hacia abajo esa tanguita negra como si le quitara a una fruta exótica y sabrosa una piel delgada y crujiente...

Un culito aduraznado y adictivo

Doña Purificiación, que de ahora en adelante y según las necesidades de este relato será simplemente llamada doña Puri, me trajo un sobre raro, armado con hojas de una revista de actualidad, de esas que publican los periódicos los fines de semana, y lo dejó caer sobre mi escritorio, con la indiferencia sutil con que trata a las personas que ella desprecia, entre las cuales tengo el honor de contarme. El sobre tenía un chocolate, la palabra sesenta y nueve escrita...

La temible directora general

Vi caer al suelo el vestido de Helga, un hilo dental violeta semitransparente cubría su almejita totalmente depilada, vi sus senos redondos y pequeños...

La temible directora general

Cuando acepté el cargo de asistente general que me ofrecieron en la cadena de supermercados esperaba que vendrían días difíciles, por las responsabilidades que tendría que asumir, pero jamás imaginé que todo se complicaría como sucedió finalmente. Era verano y mis amigas, las pocas que me quedaron cuando decidí salir del closet, se fueron de vacaciones y llegó un momento en que me sentía realmente sola. Mi madre se había ido a pasar unos meses con mi hermana en San D...

Mecánica

Su auto se descompuso y resultó que el mecánico era una mecánica, que además de arreglar carros en la cama la enloquecía...

Era una mañana de esas que mi secretaria solía calificar como difíciles cuando me armaba la agenda, durante la tarde anterior. Tenía que dictar una clase a las ocho en la universidad central, estar a las nueve y cuarto en el despacho del obispo auxiliar de la arquidiócesis para una rueda de prensa sobre un seminario dedicado a la mujer trabajadora y, antes de las diez, llegar a la embajada francesa para la firma de un convenio que representaría un cheque importantísimo para la fundación de apoyo estud...