A la carta más alta
Me ganó la apuesta y yo debía obedecerla en todo...
A la carta más alta
-Apostemos por algo que duela- dijo ella cuando ya me había ganado como cuatro veces al poker. No respondí de inmediato, fantaseé un momento con jugar a una prenda, a es que en ciertos momentos me dolía en el alma ese cuerpo suyo, negro y lustroso a veces, oscuro y suave en la noche. Afuera llovía y ella no quería que me fuera a casa. Era viernes, faltaban dos días para el examen, estábamos exhaustos de estudiar y habíamos comido un sándwich de jamón y queso, su hermana habí...