Entregada a mis dos amigos
Esta es una fantasía de una amiga que quiere ver escrito lo que tiene en su mente y que me confiesa que la pone supercerda.
--No, de ninguna manera.
Eso fué lo que dije a Sara cuando ella me confesó lo que deseaba según estaba comiéndome la polla.
Allí de rodillas entre mis piernas, pasando mi rabo por la parte intena de su boca, inflando sus carrillos, lamiéndola con esa cara de deseo infinito y esos ojos cargados de lascivia que solo ella sabe poner, sacando mi polla de su boca y pajeándola despacio delante de su cara, al tiempo de pasar la lengua por todo el tronco lentamente, tremendamente despacio, saboreándola y...