Arrastrados por el morbo
Mi amigo me ofreció cien euros por oirme follar, era una persona que despreciaba, pero el dinero nunca viene mal ¿No?
Era un viernes cualquiera, la tarde un poco mas calurosa de lo normal había dejado paso a una noche bastante agradable. Cuando llamaron a la puerta me puse mi camiseta blanca, una de esas que mi novia siempre quiere tirar a la basura por tener casi los mismos años que yo.
Cuando abrí me encontré con Pedro, era un muchacho de complexión delgada, moreno y una personalidad mas atractiva que su apariencia. Hijo único, estaba acostumbrado a que todos se volviesen locos sirviéndole ya fuesen amigos o...