Entrega pública
Un día cualquiera en la redacción de una revista
Me llenaba de orgullo estar a su lado. Ni la brisa algo fría de los ventanales abiertos, y ni las miradas de otros curiosos podían estropear ese momento. Conciente de mi casi desnudez con el ridículo atuendo en la amplia y fria oficina de mi dueña, esperaba de pie a su lado con la unica fucion de decorar la habitación. No era mas que su juguete el cual excibía ante sus compañeras de trabajo.
Nuestra relación era...