El oasis de Jufrah (3)

Ya es la tercera vez que envío este capítulo y no me lo publican. No sé qué anda pasando...

EL OASIS DE JUFRAH (III)

  1. La decisión de Anuska

En el paradisíaco oasis de Jufrah, al norte de la Arabia Saudí, dos de las esclavas del Sheik Abdul Nassim Rahman continuaban amenizando las horas en el serrallo, confiándose las distintas peripecias que las habían llevado al harén del poderoso jeque.

—Entonces yo enteré que muchacho Nichita Istrati y señor Marin Blaga solicitaban mi mano —dijo la rubia Anuska, en su imperfecto castellano, a su amiga Isabel—. Yo sólo tenía catorce años...

El oasis de Jufrah (2)

En el harén del Sheik Abdul Nassim Rahman, Anuska relata a su amiga Isabel cómo debió someterse a su primera inspección.

EL OASIS DE JUFRAH (II)

  1. La "inspección"

En el oasis de Jufrah, dos bellas esclavas del poderoso Sheik Abdul Nassim Rahman continuaban intercambiando recuerdos.

Anuska era rubia, de Rumania. Isabel era trigueña, de Centroamérica.

—Ese verano cumplí catorce años —continuó contando Anuska, en su imperfecto castellano—. De acuerdo a costumbre de Dejlad, ya era adulta. Temido 21 de septiembre llegó pronto, y debí prepararme para primera "inspección" de mi vida...

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El oasis de Jufrah (1)

Anuska e Isabel, dos esclavas del Sheik Abdul Nassim Rahman, conversan sobre las vicisitudes que las llevaron al harén del poderoso jeque.

EL OASIS DE JUFRAH (I)

En algún lugar de las vastas arenas del noroeste de la Arabia Saudí —en el Oriente Medio— está el desierto de An Nafud.

Dicho esto, la conclusión es obvia.

Donde hay un desierto, suele haber un oasis. En este caso, el paradisíaco oasis de Jufrah.

Donde hay un oasis, suele haber un jeque. En este caso, el poderoso Sheik Abdul Nassim Rahman.

Donde hay un jeque, suele haber un harén.

Y donde hay un harén —claro estᗠhay mujeres.

Puesto qu...

El diminuto problema de Ubaldo

Ubaldo era un simple mucamo, completamente sometido por sus patrones. Pero su mayor problema podía resumirse en una palabra: micropene.

EL DIMINUTO PROBLEMA DE UBALDO

Ubaldo no tenía grandes razones para estar contento consigo mismo, ni con su situación.

Era un hombrecillo semicalvo, de apariencia insignificante, largamente acostumbrado a que las mujeres miraran a través de él, como si no estuviera. Tal la historia de su vida...

A sus 45 años, era un simple mucamo en la residencia de una acomodada familia, en el municipio de San Isidro, a 15 kilómetros de Buenos Aires.

Ni siquiera se llamaba Ubaldo, aunque é...

Poca Cosa

Un pobre muchacho mendigo es humillado por una pandilla de chiquillos atorrantes.

POCA COSA

Quienes transitaban a diario por aquella vereda, a la salida de la estación Belgrano C, estaban acostumbrados a verlo siempre ahí, arrumbado en un rincón, como si de un desperdicio humano se tratase. Recostado contra la pared, abrazando una bolsita de supermercado en la que guardaba sus poquísimas pertenencias, el muchacho --sin más vestimenta que un sucio y apolillado saco de lana azul, y un viejo y deshilachado pantalón de corderoy gris a media pantorrilla-- era uno más entre los...

De publicista ejecutiva a puta de la agencia (8)

Último capítulo de la serie. Ramón lleva a Lola/Victoria a un estudio fotográfico, para colocar su aviso en Internet.

DE PUBLICISTA EJECUTIVA A PUTA DE LA AGENCIA (VIII, capítulo final)

Mi nombre es Lola, tengo 37 años, y el tipo de cuerpo que suele atraer a los hombres (así empezaron mis problemas). Una vez más, mi dueño Ramón me ha ordenado escribir una carta con el relato pormenorizado de los últimos acontecimientos de mi vida. Es muy humillante tener que hacerlo, pero Ramón lo considera un excelente ejercicio para una puta todavía verdecita como yo. El episodio que debo contar hoy, es especialmente inco...

De publicista ejecutiva a puta de la agencia (7)

Perdón por la demora, tuve problemas con la computadora. En este capítulo, Ramón --ahora el dueño de Lola/Victoria-- la lleva a un lugar muy singular, para que le pongan su marca de propiedad.

DE PUBLICISTA EJECUTIVA A PUTA DE LA AGENCIA (VII)

Mi nombre es Lola. Tengo 37 años y, por desgracia para mí, el tipo de redondeces que suele interesar a los hombres. Como era inevitable, mi dueño Ramón me ha ordenado escribir otra carta, para que todos ustedes puedan conocer pormenorizadamente los recientes sucesos de mi vida, ahora convertida en una de sus putas. Él espera que de este modo, terminen de desaparecer los pocos humillos que aún puedan quedarme. Y por supuesto, lo está logrando. El...

De publicista ejecutiva a puta de la agencia (6)

Esteban decide vender a Victoria a un rufián, por una buena suma de dinero. Nuevas desdichas aguardan a la señorita Ordóñez.

DE PUBLICISTA EJECUTIVA A PUTA DE LA AGENCIA (VI)

Mi nombre es Victoria Pilar.

Perdón, quise decir: mi nombre era --hasta no hace mucho-- Victoria Pilar. Tengo 37 años, y un físico cuyas medidas (36D-65-95) parecen haber sellado mi destino.

Escribo una nueva carta, narrando los sucesos recientes de mi vida, Pero esta vez no lo hago por orden de mi jefe (ahora ex-jefe) Esteban, sino por orden de mi actual dueño, Ramón. Al igual que mi ex-jefe Esteban (de quien tomó la idea), mi dueño R...

De publicista ejecutiva a puta de la agencia (5)

Solange y las cadetas lleva a Victoria a una lencería y luego a una farmacia. Más humillaciones en la vida de la sub-cadeta Ordóñez.

DE PUBLICISTA EJECUTIVA A PUTA DE LA AGENCIA (V)

Mi nombre es Victoria Pilar, y acabo de cumplir 37 años. Como sospechaba, mi jefe Esteban --un tiburón con mucha ambición y pocos escrúpulos-- me ha ordenado escribir una nueva carta, para que todo el mundo se entere de las humillaciones y afrentas que debo soportar a diario en mi lugar de trabajo. Según él, quedar así expuesta, es un excelente entrenamiento para una puta en formación, como yo. Como había contado en mi carta anterior, Solange (flam...

De publicista ejecutiva a puta de la agencia (4)

Continúa el entrenamiento de Victoria. Esteban la pone a disposición de cinco ejecutivos españoles. Y hace algunos retoques a su apariencia.

DE PUBLICISTA EJECUTIVA A PUTA DE LA AGENCIA (IV)

Mi nombre es Victoria Pilar, tengo 36 años, y --por desgracia para mí-- un cuerpo no carente de atractivos. Una vez más, mi jefe Esteban me ha ordenado poner por escrito el relato de mis vicisitudes en la agencia de publicidad en la que trabajo. Saber que todos podrán leer y enterarse de las cosas que me están ocurriendo, es en extremo humillante. Pero para Esteban, de eso precisamente se trata...

Los inescrupulosos planes de mi jefe parecía...