Cati, la malvada
En el transcurso de una velada BDSM en su casa Olga conocerá a una mujer que, probablemente, cambiará su vida...
Rozaba la treintena.
Alta, alrededor del metro setenta y cinco, con un cuerpo esculpido por las sesiones, diürnas, de gimnasio y, nocturnas, de Dry Martíni, vestía para mostrarse al mundo; zapatos siempre altísimos y de tacón fino que le proporcionaban una altura impactante, impropia de las féminas de estas latitudes y, habitualmente, trajes chaqueta gris o negro que permitían un escote muy largo y una falda muy corta.
Su larga cabellera rubia recogida en un moño y un maquillaje extremado...