Amándose
Para que quedarte con las ganas de algo, si tu misma también lo puedes hacer.
Eran las 5 de la madrugada, acababa de llegar de fiesta, su cuerpo iba de un lado de las escaleras hacía el otro, se le hicieron eternas, pero al final llego a su puerta, la abrió como pudo, la maldita cerradura parecía no parar de moverse de sitio.
Por fin en casa, se descalzó y tiro las botas por el salón, mientras que intentaba quitarse aquel horrible top que le aprisionaba los pechos, olía a humo, bueno, toda ella era una mezcla de olores, sudor, alcohol, tabaco, perfume necesitaba una ducha...