Esas cosas del amor, tan singulares
Es algo muy profundo, siéntanlo.
Como fruta cuyo gajo se desprende, mi corazón se desplomó. Terso fulgor a pétalos dorados, me poseyó su encanto femenil. Clon de no sé que flor deslumbrante adornó mi camino, dulcemente. Pueril mujer, de vestidito corto, tu seducción me subyugó. Tú percataste el rubor de mi mirada codiciando tu cariz, sin pudor. Más de una vez los ángeles traviesos pillaron lujuria en mis pensamientos. Lobo feroz -de dóciles rebaños- mofado por candores maliciosos. Esas cosas del amor tan singulares, que la v...