Laila, mi obsesión (4)
Ella solita. Aishite masu.
Laila, mujer de mis noches (IV)
Mi cama era un desierto violeta cuyos límites se difuminaban con la iluminación del atardecer. Un desierto sobre el que aún permanecía la huella de tu cuerpo de ninfa. Ni siquiera había abierto un resquicio de la ventana con la esperanza de intoxicar mi cerebro con los restos de tu esencia en aquel ambiente viciado de sexo y sudor. Permanecía ahí, tendido, con la mirada fija en la puerta que habías cerrado tras uno de tus intensos besos, con tus zapatitos de...