París, 1877 (III)

Continúan las aventuras de la pequeña Rufus y sus nuevos amigos, el doctor y la asistenta.

Adele. El nombre resonaba en su cabeza con suavidad. Cuando era pronunciado por su querido doctor provocaba una llamarada. En boca de Madamme Rousteau era una caricia maternal pero llena de deseo. Adele. Sin duda aquel nombre le iba como anillo al dedo.

No podía dejar de dar gracias por la enorme suerte que había tenido, pues su vida había cambiado de manera radical en apenas cuatro meses. El día que el buen doctor la sorprendió en la alcoba de la asistenta subida en aquella butaca y con el calzón e...

Aurora al alba

Juegos no tan inocentes con mi hijastra al amanecer

“¡Hay tantas auroras que aún no han resplandecido!” RIG-VEDA

Aurora estudia secundaria. El uniforme del colegio, los brackets y la diadema le dan un aspecto infantil, pero su pelo dorado, sus facciones dulces y sus leves curvas le confieren una belleza irreal; élfica. Cuando empecé a salir con su madre nunca mostró celos, y jamás me miró como un usurpador. A los pocos meses de mudarme a su casa, empezó a llamarme “papá”. De eso hace ya seis años en los que se ha ganado a pulso mi cariño. Es madura y...

La ventana indiscreta

Fechorías veraniegas de ventanas y azoteas.

Puede decirse que tuve una juventud felizmente normal. A pesar del divorcio de mis padres (que a buen seguro no salió gratis a mi alma), recuerdo aquéllos días con una sonrisa en el rostro. Las mieles de la amistad sin hipocresías nunca han vuelto a ser saboreadas como en aquellos días. Supe aislarme de los problemas que enrarecían el ambiente en casa gracias a mis amigos. En aquella época la calle no era un lugar peligroso para un chaval, y solía pasar los días con ellos: se convirtieron en mi familia dura...

París, 1877 (II)

Pero lo más sorprendente era el bello cuerpo del pequeño Rufus. Núbiles senos brillaban por el sudor, y un pequeño pene saltarín surgía entre los muslos.

Cuando Madame Rousteau oyó la puerta principal de la casa abriéndose se sobresaltó. Monsieur DuForet acostumbraba regresar ya muy entrada la noche cada vez que salía, y no esperaba verlo hasta el día siguiente. Como solía ser habitual, había limpiado y recogido todos los cacharros implicados en la cena de Monsieur y se encontraba en su modesta estancia zurziendo unas prendas. La débil luz del quinqué caía sobre su perfil matizando sus duras facciones en el momento en que oyó los ruidos procedentes del vestí...

París, 1877

La muchacha miró acobardada a su dueña y titubeante, llevó sus manos temblorosas a la cuerda que sujetaba los pantalones, la aflojó y los empujó hacia abajo. Un pequeño pene relajado, pubescente y sin apenas vello apareció ante sus ojos.

Permítanme que les presente a Jean Baptiste DuForet. Joven parisino de 34 años, nació en el seno de una familia acomodada y tuvo una infancia feliz. Pudo estudiar medicina gracias a la fortuna del padre y a unas extraordinarias dotes intelectuales. Hace más de 10 años que ejerce como médico, pero es atraído por igual por todas las áreas del saber, pues es un entusiasta del conocimiento. No sólo es uno de los mejores médicos de París, sino que también es miembro de la Sociedad Francesa de Ciencias y forma pa...

Mira mamá, sin manos

¿Quieren conocer a la mejor madre del mundo?

Aviso a navegantes: aunque este relato tiene un alto contenido erótico, no busca satisfacer la paja fácil y rápida. Es la narración de una historia real que sucedió hace 20 años, la de Carlos y su madre Cristina, y por eso se ha intentado no descuidar matices quizá no muy eróticos. Aún así, se ha eliminado buena parte del original habida cuenta de dónde se está publicando. Como la realidad es más compleja que un relato erótico, me pareció de justicia advertir a los respetados lectores y sus legítimas intenc...

El regalo de las primas gemelas

Manuel recibirá el mejor regalo de navidad posible de parte de sus preciosas primas gemelas.

Las vacaciones de navidad es la época del año favorita de Manuel. No sólo por los regalos, también porque la familia suele juntarse en casa de sus tíos a celebrar las fechas. Desde que sus padres se divorciaron, su madre y él aprovechan cualquier paréntesis vacacional para ir al pueblo a pasar unos días con sus tíos y sus primos. Manuel tiene 3 primos mayores que él: Óscar, que siempre se muestra muy amable, y las gemelas, Rocío y Olga, que adoran a Manuel. Éste a su vez ama a sus primos, se encuentra genia...

El refugio de tu cuarto

Al poco tiempo de morir tu marido empecé a meterme en tu cama cada noche.

Al poco tiempo de morir tu marido empecé a meterme en tu cama cada noche. Supongo que te sentías demasiado sola como para mandarme de vuelta a mi cuarto. La primera vez que te lo pedí solo era un niño que huía de los terrores nocturnos. Algunas noches te oía llorar junto a mi y prometí quererte siempre. Te viste atrapada por la estricta moral puritana en aquel pueblucho de la España más profunda del franquismo: aunque eras una mujer joven, bonita y con buena reputación, tu único destino irrefutable era dedi...

El verano que todo cambió

La vida de Fernando cambiará para siempre después de pasar unas increibles vacaciones

La historia que os voy a contar sucedió hace ya varios años. He dudado hasta el último momento acerca de en qué categoría debía publicarlo; al final me he decidido por esta porque se ajusta igual de bien que a otras categorías y es la que más frecuento. Quizá el sexo explícito tarde un poco en llegar (y el auténtico amor filial no llegará hasta la segunda entrega), pero creo que la espera merecerá la pena.


Me llamo Fernando y ten...

Rompiendo tabús

Dos hermanos pierden la virginidad

La historia que voy a relatar no me ocurrió a mí, pero recuerdo cómo un compañero del colegio me la contó. Recuerdo que flipaba con su historia, aunque evidentemente no entró en muchos detalles; el escuchar aquello me causaba una sensación extraña que no sabía identificar entonces por mi tierna edad, y que ahora reconozco como morbo; también sentía envidia, porque su hermana era una de las chicas más guapas de la manzana. Voy a basar mi relato en las cuatro cositas que se atrevió a contarme. Aunque los deta...