El calor de un prostituto (parte 15)
Encierran a Aiden, pero aun así, acaba follando en las cuevas
Amanecí bajo la cálida mirada de Koriok. Recostado a mi lado, extendió su mano y me acarició la cara con una sutileza que parecía imposible que tuviera. Además, notaba como me olisqueaba con cuidado, como si lo ocultara.
- Dentro de un par de horas los guerreros se moverán a una posible batalla.- Dijo el medio-orco traduciendo lo que decía Koriok en su lengua.
Me moví acercándome a su cuerpo desnudo y le acaricié el torso. Su musculatura perfectamente definida se sentía cálida. Sin pensarlo, apo...