El calor de un prostituto (parte 22)

Buscando información un herrero pega una follada a Aiden.

Llegamos por la tarde al Cruce. Las luces del atardecer se entremezclaban con las tonalidades cálidas de antorchas y lámparas; dándole un aspecto místico a la ciudad. Cosa que se incrementaba ya que Tori nos dejó en una de las vías principales;, las cuales eran tan amplias que cabía hasta diez carros en una de ellas sin problema. A los lados, una tras de otra, se acumulaban los comercios con todo tipo de productos y, entre los espacios, comenzaban las calles que se adentraban en las entrañas de la intrincad...

El calor de un prostituto (parte 21)

De camino a la ciudad un hombre les lleva a cambio de una follada

El camino se hizo mucho más interesante y ameno con Erio; sobre todo, por las folladas que nos dábamos ahora. Entre tres siempre se pueden hacer posturas y juegos más interesantes aunque, sin duda, lo que más le gustaba a Koriok era tener mi culo y el de Erio al servicio de su enorme polla. Mientras que a mí me encantaba cabalgar la polla de Koriok a la vez que Erio me follaba la boca. Y a él lo que más le gustaba era follarme e irme intercambiando con Koriok. Yo estaba encantado.

Si ya antes Koriok...

Dos Kinkis de clase me usan y me follan la boca

Aitor me llama para ir a su casa a hacerle una mamada. Pero lo que no sabía es la sorpresa que me iba a encontrar allí.

Después de probar su polla no me podía quitar a Yeray de la cabeza. En clase me era inevitable mirarle e imaginar cómo me follaba. Desde que le comí aquel pollón en el baño, mientras fumaba, lo único que había hecho fue comérsela a Miguel en la biblioteca, como siempre hacíamos. Pero incluso, mientras se la mamaba a Miguel, no podía dejar de pensar en Yeray. Además, él solo se había bajado los pantalones lo justo para poder trabajarle su pene y yo quería verle desnudo entero; ya que cuando llevaba camisa de...

El calor de un prostituto (Parte 20)

En el camino Aiden y Koriok follan mientras todos les miran, pero lo que no saben es que van a encontrar a un nuevo amigo para su grupo.

Koriok llevaba todo el día extraño. Le costaba entender que alguien pudiera ser vendido para follar; pero, después de una larga charla bajo la tenue luna, parecía que por fin comprendía por qué me parecía mal el follar con esclavos sexuales. El hecho de que no terminara de hablar mi lengua bien dificultaba las cosas; pero en el fondo es más listo de lo que parece.

Acabamos de comer algo, y estábamos empaquetando las cosas, cuando el chico pelirrojo de anoche se acercó a nosotros. Como ayer, lucía limp...

El kinki de la clase me folla en los baños

El kinki de la clase me prueba en los baños dándome a mamar su inmenso pollón

Al día siguiente, tal y como me dijeron, aparecieron Miguel y Ángel. Estában esperándome en un pasillo y con la cabeza me hicieron un gesto para que les siguiera. Fuimos a los baños y entró primero Miguel conmigo. Sacó una polla depilada, me puse de rodillas y me la dio a mamar. Se la comí centrándome bien en el cabezón, lo cual le ponía mucho y hacía que me agarrara de los hombros con fuerza. Le estaba costando correrse, quizás por la prisa de dejar para Ángel para que también le hiciera una buena mamada....

El calor de un prostituto (parte 19)

Aiden y Koriok disfrutan del morbo de follar mientras los viajeros les miraban de camino al Cruce

Zoil y su gente nos habían dejado muchos suministros, teníamos comida para llegar a cualquier parte sin problemas, pero no sabíamos a dónde ir. Anoche, hablando con Koriok, nos dimos cuenta de que no podíamos volver a la capital humana, pues ahora mismo soy considerado un desertor.

Me apoyé en una pared en lo que Koriok terminaba de hablar con unos semiorcos, y seguía dándole vueltas a donde ir. Quizás las aldeas libres de los elfos… O las montañas del sur....

  • Aiden - la voz de Jérico, me...

El calor de un prostituto (parte 18)

Se forma un Ganbang en la taberna donde Aiden tendrá que competir contra otro chico para demostrar que tiene el mejor culo.

Me desperté por el ruido que procedía de las plantas bajas, parecía que estaban celebrando algo, aunque los ronquidos de Koriok también ayudaron a despertarme. Tenía algo de sed, así que bajé a por un trago ya que aún era temprano en la noche, los últimos rayos de luz se colaban por las ventanas del edificio y me dejaban ver el camino hacia la sala principal.

Al llegar abajo, pude ver que multitud de personas bebían y hablaban o más bien, gritaban. Parecían trabajadores de la cantera, imagino que ha...

Me convertí en la puta de los kinkis de clase

Inesperadamente, a Miguel le gustó tanto como le comía la polla que se lo contó a su grupo de amigos. Todos ellos kinkis decidieron usarme como su puta, y yo estaba deseando servirles.

Me convertí en la puta de los cuatro kinkis de clase

  • ¿Dani? - Me dijo Ángel en medio de clase interrumpiendo mis pensamientos. Era un chico ligeramente gordito, de estatura media y de aspecto bastante perezoso.

  • Dime- le dije sospechando de su tono interesado.

  • Miguel nos dijo que la comes de puta madre, ¿Te apetece venir al acabar las clases al baño conmigo?

Me chocó lo directo que fue, sabía que Miguel era un bocazas y, como llevaba comiéndole la polla desde hace un...

El calor de un prostituto (parte 17)

Koriok y Aiden llegan a su destino, donde junto a una cálida bienvenida reciben una buena follada

Caminamos durante varias albas siguiendo el riachuelo. Estos días junto a Koriok me habían hecho ver una de sus facetas que antes solo intuía, pues cada vez que follábamos me mostraba que podía ser cariñoso y atento a la vez que juguetón y salvaje. Una combinación que me tenía encantado. Ayer mismo me había follado contra unos árboles con la suficiente rudeza como para extasiarme del morbo, pero con la suficiente atención para envolver y jugar con sus manos por todo mi cuerpo. Habíamos probado todo tipo de...

El calor de un prostituto (parte 16)

Aiden huye de la cárcel entre folladas

El retumbar de la armadura de metal del orco con las rejas de la celda sonaba tan fuerte que en los momentos en los que me follaba con mayor intensidad pensaba que la cueva se vendría abajo. Había perdido la noción del tiempo ahí abajo, pero por los cambios de rodas diría que ya era el cuarto día. En todo este tiempo, no había hecho más que follar con los dos guardias cada vez que nos apetecía. La verdad que, si no fuera por esto, me habría dado algo del aburrimiento y el agobio de estar encerrado.

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