Opté por ser su cuñado.
A la boda de Germán con Lidia se le unió la mía con Raquel. Y esa es la única relación que tenemos entre Lidia y yo. Somos cuñados.
Tenía a esa mujer por primera vez en mis brazos y sentía como si una carga eléctrica me recorriese todo el cuerpo y es que era una mujer para cortársele a uno el hipo. Si hace unos pocos años ya era escalofriante, el paso del tiempo no le había perjudicado en nada y se podía decir, al igual que los vinos buenos, había mejorado ostensiblemente.
¿Quién era esa mujer? Debería rememorar a nuestros tiempos en la universidad cuando conocí a esa, para entonces, más que joven belleza. A pesar de no ser de la...