Currantes desplazados II
En un ataque de irresponsabilidad quedo con un amigo de un amigo por hacerle un favor: desahogar a un hetero salido que lleva unos días fuera de su casa.
Era la hora convenida y no sabía nada del amigo de Jose. Estaba pon un lado caliente de la mamada que le hice por la tarde y ahora también algo inquieto por haber quedado con aquel desconocido. No se cómo me convenció para que aceptara su propuesta de aliviar a su compañero de trabajo.
Comenzaba a pensar que quizá se hubiera arrepentido. Un hetero caliente podría hacerse una paja en cualquier momento y se habría acabado el asunto.
Comencé a hacerme la cena cuando sonó el timbre. Con el corazón...