La tendera de mi barrio
Un chico...un barrio...y una tendera... el sueño que todos nosotros hemos tenido alguna vez
Iba a comprar pan todos los días a su tienda. Y todos los días me fijaba en su escote. Aquella madurita colombiana me excitaba. Sus pechos eran muy generosos y además su manera de hablar era muy sensual. La charla no iba más allá de un coqueteo y lanzamiento de indirectas por ambas partes. Me sacaría por lo menos 15 años pero no me importaba. Aquel escote voluptuoso me ponía a mil.
Poco a poco fuimos cogiendo confianza, nunca fuera de la tienda, pero dentro a veces me quedaba charlando con ella un r...