Será posible?

Sentía la necesidad de tocarla aunque mas no fuera por rozarla "accidentalmente"

Transcurría mi primer día de clases, en ese curso de una semana, expectante y un poco tímida me adentre en esa especie de sótano donde me ubique en un rinconcito observando todo y a todos... Quien nos tenía que impartir clases no había llegado aún. Unos minutos mas tarde llega una chica que rodeada en un halo de seguridad y confianza saluda a todos y se presenta como la persona que va a dictar este cursillo.

Puedo decir que no se como se llama, ni se que fue lo que dijo puesto que su belleza me des...

Mi primera vez...

No encuentro palabras para describir como mis labios, mi lengua, toda yo me sentí, al llegar a percibir su calidez, su textura, la mire a través de mi lengua, la percibí con mi alma completa, me siento plena, dueña del universo.

Ella no sale del closet y yo pues... en unos meses salí corriendo de el...

Ella es una dama jovial, yo ja! una plaga e inmadura, aunque de treinta años...

Veremos que resulta de esto... por lo pronto conocerla resulto espléndido.

Tenia unos nervios que me moría, y si yo no le gustaba? Esa pregunta no dejaba de atormentarme... yo quería llevarla a un boliche gay, y así poder seducirla abiertamente, ese era mi deseo. Al final pasamos por un bar, tomamos y comimos un poco. Yo no podía...

Que te haría?

...tus pezones se erectan y claman por mis mimos, mientras te escucho "aaaaasiiiiiiiiiii"...

Me apodero de tu cuello en un principio, parece que es mi punto débil me encanta la unión de el cuello con los hombros, esa piel se siente estupendamente en mis labios, tu piel es esplendida y allí es muy suave, me apetece mordisquearla. Voy a tu oreja y respiro en ella mientras acaricio su lóbulo con mis labios y mi lengua.

Escucho que dices que deseas que atienda tu cueva.

"Si, lo se", te contesto, mientras pienso que tengo ansias por ella pero me gusta llevarte a la suplica, y así sigo l...

Mirame

(hecho para el deleite de una amiga)

Luego de leer algunos relatos, cansada de una larga semana laboral, me preparo para tomar un baño.

Estoy inquieta, cien por ciento sensible, mi piel se eriza con el roce de mi ropa. Al sacarme esas manos de tela que acarician mi cuerpo lo dejo libre y expuesto a tu posible mirada, ya que te he pescado fisgoneando por la ventana en más de una oportunidad.

El baño lejos de tranquilizarme me deja aún más excitada, ya mis pezones erectos exigen atención y con la toalla los seco despacio, y me permit...