La muerte de mis padres
A la muerte de mis padres me quedo con mi hermano
Estaba encerrada en mi habitación con la mente perdida, sentada en el suelo, en un rincón, los brazos alrededor de las rodillas; negros nubarrones me nublaban la razón mientras unas lágrimas traicioneras rodaban por mis mejillas, perdiéndose en las comisuras de mi boca, en el pico de mi barbilla.
Habían pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo que no era capaz de asimilar. Oía a la gente que había venido a casa cuchichear en voz baja. ¿Hablarían de mi? ¿Hablarían de ellos? A lo mejor solo se e...