La última noche del campamento (y 3)

Y si descubres cómo eres, acéptalo y vívelo

-¡¡A ti se te va a poner tiesa la polla como que hay Dios!!

Mónica estaba verdaderamente furiosa, a ese respecto lo decía todo el tamaño de su blasfemia. Marcos estaba vestido con unos pantalones cortos y una camiseta, atado a la silla con la cabeza gacha. Habría jurado que luchaba por no llorar. Los demás estaban como paralizados, y Silvia era la única que intentaba razonar con Mónica:

-Pero ¿qué coño te pasa? Mónica, por favor, ¿te das cuenta de lo que estás haciendo?

Mónica la miró...

Chicas con recursos

Que no se te den bien los idiomas no te convierte enseguida en un inútil con la lengua.

Para H., por lo mucho que me aguanta.

Cuando Jorge insertó aquel anuncio en el periódico, lo hizo sin demasiada convicción. "Estudiante de último curso de Filología Inglesa da clases a todos los niveles". Era consciente de que profesores de inglés no faltaban, pero confiaba en que alumnos tampoco. Al final tuvo razón, y en un par de semanas había logrado cubrir cuatro tardes a la semana con alumnos de diferentes edades. Se dejaba los viernes libres para poder descansar, y ganaba un dinero que no...

Camino a Barcelona

Tres amigos, un camino por hacer y una vida por cambiar.

Este texto va para el chico triste de la capital del Turia y para el chico malo de la verde Asturias.

"Menuda mierda de viaje", pensaba Paula mientras Álvaro dormitaba en su hombro, en la tercera fila de asientos del monovolumen. Se suponía que iban a emplear aquel mes de agosto en recorrer románticamente la península Ibérica en tren, desde Granada hasta Santiago de Compostela, los dos juntos, solos, compensándose el uno al otro por las largas ausencias a causa del trabajo. Pero no, en lugar de...

Practicando el censo

De cómo las cosas a las que te obligan deparan sorpresas que acaban gustándote.

-¡He dicho que no pienso seguir manteniéndote, parásita! Vas a aprender lo que es trabajar.

Las palabras del coronel seguían resonando en mi cabeza, como un mantra perpetuo. El coronel es mi padre, y su problema conmigo viene de años atrás. Exactamente, desde hace 25 años atrás. Si quieren que les concrete todavía más la fecha en que comenzaron sus problemas conmigo, les diré que desde el día de mi nacimiento. El coronel estaba ansioso por ver nacer a su hijo varón, destinado a continuar la saga...

Hera se explica

En respuesta a las reacciones que han suscitado mis críticas.

Estimados lectores y autores de TR:

Últimamente, percibo que algunos autores han encajado mal las críticas que yo he hecho de sus textos. Por esa razón estoy escribiendo esto ahora. No para disculparme, sino para explicarme.

Nunca ha estado en mi ánimo ofender a nadie con mis palabras. Sé que en ocasiones puedo parecer agresiva o excesivamente mordaz, pero no pretendo hacer daño ni criticar de forma gratuita o infundada. Es simplemente mi carácter; es la forma en que me expreso, no sólo en...

Sevillano

Al calor de Sevilla, al calor de los cuerpos...

Cuanto más lejos te tengo, más pienso en que lo único que quiero en esta vida es parecerle obscena a la Giralda. Ser tan sucia contigo como puedas concebir. Recorrerte con la lengua y en silencio bajo la noche de Sevilla. No darte tiempo a desearme, eliminar esa fase cerebral y meramente imaginativa. Anular tu capacidad de pensar que estoy guapísima, y que me deseas con todas tus fuerzas, y que me querrías si las cosas fueran distintas. No me interesa nada de eso, Sevillano. Nada de eso me importa o m...

La primera, la última

Sólo es sexo, ¿no? Puedes asegurarme que no hay sentimientos.

La persona a quien dedico este texto sabe quién es. Y con eso basta.

A veces es como si tuvieras una pantallita en la cabeza y yo pudiera ver con claridad lo que pasa por tu mente. Crees que desviando la vista hacia el volante encajarás el enésimo ‘no’ con la misma serena decepción de siempre. Sólo que esta vez digo que sí, que quiero ir. No sé a dónde exactamente, tú nunca me dices a dónde quieres llevarme. Tampoco sé por qué digo que sí, pero lo hago, y es tarde para volverme atrás. Las palabr...

Atención al cliente

En las empresas pijas se desviven por los clientes.

Para Pablo.

Llevaba una mañana de espanto, atendiendo a proveedores y regañando a dependientas perezosas o mal arregladas para la imagen que debíamos dar en el supermercado de lujo en el que trabajaba. Ya saben, uno de esos supermercados elegantes y caros, llenos de delicatessen que no encuentras en ningún otro sitio. Había empezado a trabajar allí con 21 años, de reponedora, por las noches. Mal horario y mala paga. Tres años después, a base de esfuerzo, perseverancia y este don que me dio la Na...