¿Eres tú, papa noel?

Guirnaldas, abetos, turrones, belenes, villancicos, aguinaldos, reyes magos, cabalgatas, estrellitas... ¿quién no acaba teniendo un trauma con estas fechas?

-Bien, Néstor, hemos tenido quince sesiones y no hemos logrado dar con la causa de su fobia a la Navidad. Ciertamente estoy desconcertado.

Néstor, tumbado en el diván, miraba al psiquiatra con igual desconcierto. No sólo porque él tampoco comprendiese por qué no hallaban la raíz de su mal, sino porque en aquella sesión se había colado un hombre desconocido, de aspecto serio y circunspecto. El psiquiatra se lo presentó enseguida, para aplacar el enrarecimiento progresivo del clima dentro de la co...

Después del orgasmo, silencio

A veces se agradece un poquito de paz después de un polvo.

Mario no experimentaba el habitual estado de relajación que sucede al orgasmo. La incesante cháchara de su compañera de cama se lo impedía. En lugar de dejarse caer rendido entre las sábanas, Mario permanecía en una incómoda posición, semitumbado, con la espalda arqueada y los brazos rendidos a cada lado del cuerpo.

-¿Ya está? ¿Esto es todo lo que sabes hacer? Pues menuda mierda, chico, perdona que te diga. Creía que te ibas a esforzar un poco más por ponerme cachonda. Eres un egoísta como todos...

Cal sobre su tumba

Contienes el dolor durante años, y luego sólo te quedan los gestos.

Elisa se vino abajo justo después de lanzar la pala de cal sobre la tumba. Entonces fue cuando entendí por qué me había pedido que la acompañara al cementerio. Conocía a Elisa desde hacía muchísimos años, y sabía que era una perfecta controladora de sus emociones; ya se tratara de rabia, alegría o de la más profunda de las tristezas, Elisa sabía dominarlas, no dejarse vencer por ellas, mantenerse fría y serena en cualquier circunstancia. Por eso, cuando la vi deshacerse en llanto, sosteniendo aun la p...

Cazadora y presa

Una pequeña historia que escribí en 2002, cuando no sabía que TR existiese (versión corregida).

La luz irrumpió violentamente a través de la ventana. De repente le pareció increíble que ya fuera de día, y se preguntó cómo había sido tan imprudente para dejar la cortina abierta. Recordaba casi todo lo que había hecho la noche anterior, y despertarse en una cama ajena era una costumbre tan frecuente que había aprendido a precederla con toda una serie de rituales. Entre ellos, cerrar la cortina. Llevaba despierta media hora, más o menos. Él seguía dormido. Cuando lo miró, sintió vergüenza por un se...

El deseo imposible

Pequeño fragmento de una conversación intensamente absurda.

Ella lo miró, intentando mantener una mirada inexpresiva que no delatase la admiración que empezaba a germinar en su interior ante la tenacidad de él. Un rechazo tras otro, él regresaba incansable, con un denuedo meritorio, inasequible a cualquier desaliento.

-Pero yo te quiero- argumentaba él, una y otra vez, como una letanía que sirviera para solucionarlo todo, para sortear cualquier obstáculo.

-Eso no es suficiente- replicaba ella; diálogo mil veces pronunciado, memorizado hasta el hastí...

Noche de bodas

La noche más feliz, ¿no? Por lo que significa y por lo que preludia. La vida no es un cuento de hadas.

Lo que se habían reído de Sara sus amigas de la Facultad de Derecho, tan modernas ellas, cuando les decía que la virginidad debía preservarse hasta el matrimonio porque cualquier otra cosa rebajaba a las mujeres. La llamaban ‘anticuada’, pero Sara se había mantenido firme. Ahora observaba a su marido en la cama y se sentía orgullosa de haberse obstinado en aquella posición que su madre, su abuela y sus tías le inculcaron con tanto fervor. "Tu marido te querrá más si sabe que te has reservado para él",...

Leyendas urbanas

Damos voz a los protagonistas de esas historias que no se sabe de dónde salen ni cómo van creciendo.

Para el pequeño redondel, por las risas y los goles, y para Jonathan, por existir.

No me llamo Clara, pero es como vosotros vais a creer que me llamo. No lo escojo al azar, lo escojo porque es el nombre de la puta que sale en las tiras de El Jueves, y como todo el mundo piensa que soy una puta, pues qué más me da llamarme como una de ellas, ¿no?

En realidad, no es que todo el mundo piense que yo soy un putón, porque nadie sabe que la del video soy yo. Puff, temo estarme liando. Muchos os e...

Marcelo

Un amo diferente, humano y débil, pero amo.

Marcelo fue el único amo que tuve, y el más singular que se podía pedir. Nunca me dio un azote, nunca me inflingió un daño físico excesivo, que fuera más allá de lo que dos amantes en pie de igualdad pudieran causarse en plena pasión. Jamás me apretó los pezones con pinzas de la ropa, ni me irritó la piel con cuerdas de esparto. Eso no era lo que buscaba Marcelo, su placer no manaba de ahí. Su dominio era íntegramente mental y psicológico, y sobre mí lo ejercía con absoluta impunidad.

Nos habíam...

La última noche del campamento (1)

Un ambiente opresivo, y gente que no es como tú piensas.

Vale, medio día más y se acababa aquella locura. En unas quince horas devolveríamos a todos los críos del campamento a la ciudad, a sus padres, a sus Tele Tubbies. Y yo cobraría el generoso cheque por mi trabajo como monitora y me daría algún caprichito. Es que mi labor había sido ardua. Primero porque no es fácil lidiar dos semanas con treinta críos de entre 3 y 5 años, y segundo, porque aquél era un campamento de verano católico, y yo, atea hasta la médula, llevaba quince días rodeada de una pacater...

La última noche del campamento (2)

Una vez descubrimos cómo somos, que siga llegando gente

La expresión de Mónica era de un fastidio más que evidente. La comprendí; es obvio que, hablando en látex, una polla que vibra le da cien vueltas a una que no. Silvia trató de convencerla de que al día siguiente podría comprar todas las pilas que quisiera, pero ella no quería saber nada de eso. Quería su vibrador en aquel preciso momento y no atendía a razones. Silvia se levantó, se puso su camisón sin nada debajo y le dijo a Mónica:

-Voy a la cabaña de los chicos a ver si tienen pilas. Mírame b...