La primera vez
Nunca pensé que mi recto pudiera darme placer.
LA PRIMERA VEZ
Fue cuando tenía veinte años. Yo volvía a casa con los libros bajo el brazo. Al atravesar el parque, con la puesta de sol, me senté en un banco de piedra a echarme un cigarro. Miraba las nubes rojizas cuando un señor bajito, con bigote, se me sentó al lado.
Me molestó su osadía, pero me tuve que aguantar. Los bancos son de todos. Me miraba insistentemente y tuve que mirarlo yo para que dejara de hacerlo. Pero, en vez de bajar su mirada, o marcharse, me preguntó:
--¿Está...