La playa, el fregadero, el Bigotes y a callar (4)
A dos semanas de licenciarme, aprovechando el aislamiento del edificio, el sueño de mis colegas y la fuerza de su venganza, el sargento Don Celio me cobró con creces.
La playa, el fregadero, el Bigotes y a callar. (4)
A callar
El Bigotes se había licenciado hacía ya dos semanas. ¡Cómo lo echaba de menos! ¡Su precioso culo lleno, velludo y tierno, tan parecido al mío! Al final, lo hice disfrutar como soñé, y acabó doblándose contra mi polla clavada hasta las pelotas casi todos los días que podíamos robarle media hora a la "defensa" del Estado. Y hasta con diez minutos escasos pudimos llegar a los orgasmos más intensos: en la playa, en el dormitori...