Susan, la pelirroja caliente

Susan es una estudiante Erasmus de Inglaterra que va a demostrar lo bien que sabe chupar una polla en el interior de un taxi en el trayecto desde la discoteca a su casa.

Ambos salimos calientes de la discoteca. Tanto sobeteo, tanta insinuación y tantos besos apasionados nos encendieron hasta límites insospechados. Cuando ella me sugirió irnos a su casa, no me lo pensé dos veces. Ligar en una noche y pillar cacho de forma tan increíble no es algo que pase muy a menudo.

Ella se llamada Susan y era una estudiante de intercambio de Inglaterra. Era de piel clara y melena áspera y pelirroja. Sus manos se deslizaban por mi cuerpo de forma felina, acariciando, tocando e...

Sofía, la encargada

Sofía tenía un culo generoso y unas tetas carnosas que gustaba lucir a través de los sugerentes escotes de sus blusas. Pelirroja de pelo rizado y largo, era una madurita resultona que tenía un buen polvo.

Sofía, la encargada

Los siguientes sucesos ocurrieron un lunes a media mañana. Yo me encontraba resacoso tras un fin de semana colmado de alcohol y sexo y reconozco que no estaba rindiendo demasiado en el curro. Llevaba paquetes de un sitio a otro a ritmo desacostumbradamente lento, los abría y colocaba su contenido en las vitrinas con bastante desgana.

Quiso la casualidad que, en uno de los frecuentes descansos de cinco minutos que me tomé aquel lunes (probablemente el sexto o el séptimo),...

Vanesa, la jardinera

No hay mejor forma de despertarse que con un asombroso 69 con una desconocida.

Vanesa, la jardinera

No suelo madrugar demasiado pero si hubiera sabido antes lo que me perdía, lo habría hecho más a menudo. Cierta mañana calurosa, el sol que entraba a través de la ventana no me dejaba dormir y, ciertamente, el trinar de los pájaros tampoco ayudaba. Estaba completamente desvelado y decidí abandonar la cama a pesar de ser las nueve de la mañana.

Me asomé a la ventana para ver si desde allí podía atinarle una pedrada a alguno de esos putos cantarines pero lo que vi fue alg...

Irene, la sirena

Polvazo con una morena de calientes curvas en el vestuario de una piscina.

Irene, la sirena

Los siguientes sucesos tuvieron lugar durante una calurosa tarde de verano en la piscina de mi comunidad. La piscina estaba prácticamente vacía. Una vieja tomaba el sol en un lugar apartado; un par de marujas discutían animosamente a la sombra de un árbol; tres jovenzuelas doraban sus carnes al sol cuando no se encontraban chapoteando en la piscina; y yo me encontraba en un lugar estratégico, dominando con la vista la mayor parte de la piscina.

La tarde era bastante aburrid...

Eva, la futura estrella

Una preciosa muchacha morena se presenta a un casting para el papel protagonista en una película e intenta conseguir el papel por todos los medios a su alcance.

Eva, la futura estrella

Debo reconocer que en aquellos momentos estaba un poco nervioso. No sabía con certeza cómo iban a desarrollarse los acontecimientos ni si iba a tener éxito el plan que tan magistralmente había diseñado. Cuando lo planeé todo, alrededor de una semana antes, parecía un plan mucho más sólido. La idea era sencilla, y esa era precisamente su mejor virtud. Consistía en poner un anuncio en el periódico solicitando chicas para hacer un casting para el papel protagonista de una pe...

Silvia, la beata

Silvia no deja que nadie toque su coño. Para compensar, deja vía libre por su culito.

Silvia, la beata

Hay una experiencia que aún hoy recuerdo de forma especial. Probablemente sea porque no he conocido todavía a ninguna mujer tan imbécil como Silvia, la beata.

La chica en cuestión no era una belleza, pero tenía algo que la hacía bastante interesante, no sabría decidir si eran sus tetas con forma de pera o su culito respingón. Era una muchacha de fuertes convicciones religiosas, católica hasta la médula; sí, sí, de esas que van a misa los domingos y cuentan los pecados de v...

Mi vecinita borracha

La hija de mi vecina se equivoca de puerta.

La vecinita borracha

Estaba durmiendo apaciblemente, soñando con esclavas pechugonas maestras en el arte de la felación, cuando unos extraños ruidos en la puerta me hicieron despertar. Me incorporé alarmado, pensando que alguna mafia rumana organizada intentara entrar en casa para robar mis posesiones más preciadas y hacerme dios sabe qué barbaridades anales. La vigorosa erección causada por mis eróticos sueños me impedía andar con facilidad a través del pasillo, si bien mi mente, neblinosa aún,...